La corrosión es la tendencia que tienen los metales a volver a su estado combinado, es decir, al mismo estado en que se encuentran en la naturaleza, en forma de óxidos, hidróxidos y sales.
La corrosión tambien puede definirse como el ataque destructivo de un metal, debido a procesos de oxidación electroquímica en el medio ambiente que le rodea.
La corrosión electroquímica, es la que tiene lugar en los metales cuando éstos están rodeados de un medio conductor de la corriente llamado electrolito, que en el caso de las embarcaciones suele ser el agua del mar, la cual es capaz de conducir dicha corriente a determinadas zonas de un mismo o incluso de distintos metales. Estos metales, se encuentran unidos eléctricamente entre sí, apareciendo zonas de distinto potencial eléctrico: ánodos y cátodos, que provocan su corrosión.
La corriente fluye del ánodo al cátodo, en el cual el metal que recibe la corriente (el que actúa de cátodo) se protege.
Timón de un barco sin protección
La protección catódica de un metal determinado, consiste en rebajar el potencial (más negativo) del metal a proteger, por debajo de un valor definido para cada metal, en el que termodinámicamente no puede haber corrosión. Por debajo de este valor se elimina la corrosión electroquímica.
Existen 2 técnicas para rebajar este potencial:
El diagrama de "Pourbaix" está basado en una plancha de acero sumergida en el agua que nos indica que la obra viva de acero del barco debe estar a un potencial mínimo de -800mv. medido con un electrodo de referencia de Plata-Cloruro de plata. Si el barco es de aluminio, el potencial mínimo sería -900mv. o en el caso de un barco de Inox/bronce -700mv.
Los ánodos de los equipos Proytec están fabricados en Titanio, el cual pasa por una serie de modificaciones y activados hasta poder ser utilizado comercialmente, y que lo dotan de unas propiedades excepcionales a la hora de transmitir corriente al mar.
Mediante el uso de Titanio en los ánodos, podemos transmitir intensidades muy altas partiendo de corriente contínua, así pues no se precisa de pesados y poco fiables transformadores de corriente alterna, lo que hace que los equipos Proytec tengan un mantenimiento nulo. Además, los ánodos de Titanio poseen una vida útil de 20 años, a diferencia de los sistemas de protección por ánodos de sacrificio, los cuales deben ser reemplazados anualmente.
Los equipos Proytec ayudan también a conservar el medio ambiente al no contaminar el mar con metales pesados, pues en los sistemas tradicionales de protección por ánodos de sacrificio, el compuesto del ánodo (p.ej. zinc) se va disolviendo en el electrolito (agua del mar) durante su funcionamiento.
Todo ello hace de nuestros equipos los más fiables y con la mejor relación calidad/precio. En comparación con el uso de ánodos de zinc, un equipo Proytec se amortiza en 4-5 años.
Hélice de un barco correctamente protegido